miércoles, 28 de julio de 2010

EN BUSCA DE EMMA

En estos últimos días he aprendido cómo, con el simple hecho de tener una mente abierta a recibir cosas nuevas, uno puede dar un cambio importante -y hasta radical- en su forma de pensar.

Siempre digo que yo no busco los libros que leo sino que ellos llegan a mí de una forma inesperada, como una especie de señal. Y así sucede siempre.
Hay títulos de libros que llegan a mí por algún motivo y, generalmente, me cuesta bastante conseguirlos. Pero cuando llegan a mis manos y los leo entiendo que llegaron en el momento justo.
“En busca de Emma” llegó a mí a través de Twitter, siguiendo a su autor y protagonista Armando Correa.
Lamentablemente el libro no se consigue en Uruguay, así que aproveché el viaje de una amiga a Miami y le pedí que me lo trajera.

Para ser honesta, lo esperé con mucha ansiedad e ilusión. No sé bien por qué. Tal vez porque al leer a Armando en Twitter todo los días me fui encariñando con él. Tal vez también porque leer sus comentarios sobre sus hijos (hoy en día Emma tiene hermanos!) es un placer ya que sólo irradia amor hacia ellos y es un padre súper feliz y orgulloso con sus hijos.
No sé, supongo que también mi gran percepción (que se sigue desarrollando con los años) me decía que la experiencia de vida de Armando, plasmada en su libro, me ayudaría a crecer un poco más, a dejar de lado ciertos pensamientos y darle lugar a una nueva forma de entender algunas cosas.

Para quienes no lo saben, la historia de Armando es la de un hombre que quiere ser padre, que no puede hacerlo por el método “tradicional” y que busca ayuda en la ciencia (subrogación gestacional) para tener a su primogénita: Emma.
Emma fue una hija muy deseada, muy soñada, como creo que nos pasa a muchos, y sus padres transitaron un largo y difícil camino hasta lograr la felicidad de tenerla junto a ellos.
No voy a contar todo el libro porque considero que vale mucho la pena leerlo, sólo quiero compartirles mi sentir al respecto.

Debo confesar que recién me interioricé en el tema de la subrogación gestacional cuando Ricky Martin nos contó que fue padre de Matteo y Valentino, dos hermosos seres de luz, por este método.
En ese momento, lo que pasaba por mi mente era, por un lado, una enorme felicidad porque un hombre que quería ser padre con toda su alma hoy podía serlo gracias a una mujer que donó su óvulo y a otra que tuvo en su vientre a los gemelos. Pero también pensaba en esas mujeres, sobretodo en la que llevó 9 meses en su vientre a los bebés y debió entregárselos a su padre luego de generar los vínculos de “madre” con esas dos vidas por tantos meses. Lo pongo entre comillas por la eterna discusión de si es o no la madre de los niños aunque no haya genes de por medio. En lo personal creo que ser madre es más un sentimiento y actitud que el mero hecho de parir y allí es donde me cuesta mantener una postura determinante sobre el tema.

Pensaba en que si yo estuviera en el lugar de esta mujer no podría entregar a los bebés que sentí crecer dentro mío. Creía que sólo había dos opciones: o estas mujeres eran lo suficientemente frías para transformar esto en un negocio y “sacarle” dinero a personas que quieren desesperadamente ser padres, o sino eran mujeres demasiado buenas y evolucionadas como para priorizar los sentimientos y la felicidad de los futuros padres antes que la suya propia al quedarse con los bebés.

Leyendo la historia de Armando pude entender lo que se vive del otro lado, lo que se siente buscar a Emma y por todo lo que hay que pasar (búsquedas, viajes, pruebas, pérdidas, decepciones, etc.) para al fin lograr lo más hermoso que la vida puede darte: un hijo.

Y entendí un poco más a esas mujeres que participan de este proceso. Aunque habrá mujeres que lo hagan simplemente por dinero, creo que muchas lo hacen por entender lo que se vive del otro lado. Sin duda deben ser personas evolucionadas, con un gran entendimiento del desapego, del amor, de que ayudar al prójimo trae muchas bendiciones y alegrías y, sobretodo, de que están ayudando a traer al mundo un ser que, desde antes de gestarse, es sumamente amado.
Sea cual sea la razón de estas mujeres, todos los que participan de este proceso tienen mi admiración. Hoy gracias a ellos, Emma es una hermosa realidad… y sus hermanos también!


Para quienes me leen: les recomiendo este libro y les aconsejo leerlo con la mente y el corazón abiertos.

Para Armando: muchas gracias por compartir tu experiencia, por ayudarme a crecer un poquito más y por hacer tanto, pero tanto, para que Emma y sus hermanos llegaran a este mundo.
Mi admiración y respeto para vos y Gonzalo.

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