Salió a la venta el libro de Ricky Martin titulado “YO” y junto a él, otra vez, apareció la polémica por su homosexualidad.
Sinceramente, no logro entender por qué. Qué necesidad hay de vivir cuestionando a las personas que son, simplemente, diferentes a nosotros?
Dónde queda en todo esto la palabra RESPETO?
Debo confesar que el libro aún no llega a mis manos pero espero poder leerlo la próxima semana. Ahí podré compartirles mi opinión acerca de lo que allí el boricua relata. Mientas tanto no me considero capaz de emitir comentario alguno sobre su contenido.
Mmmmmm… me pregunto si los que hoy día lo están criticando ya lo leyeron.
Entre los comentarios sobre dicho libro he leído barbaridades tales como que con sus palabras el cantante podría confundir a los adolescentes y cosas similares.
Me vuelvo a preguntar: el adolescente de por sí no es una persona viviendo una etapa llena de confusión? Acaso no será mejor que en esa etapa de muchas definiciones en su vida, el adolescente pueda ver y entender todas las opciones que tiene y elija la que lo haga realmente feliz? Creo que a eso venimos a esta vida, no? A evolucionar, a aprender, a ser felices. Pero parece que no toda la sociedad lo entiende así y es ahí donde comienza el calvario de esconder lo que en verdad somos.
Entiendo que desde que Ricky hizo pública su sexualidad se tornó un ejemplo para muchos, inclusive para esos que gritaban a voces que no eran homosexuales… ni jamás volverían a serlo!
Pero, acaso Ricky ya no era un gran ejemplo para muchos de nosotros? Acaso él no lleva adelante desde hace años una fundación ayudando a tantísimas personas, luchando contra la trata humana?
¡Si señor! Ese es el ejemplo que quiero seguir. Donde no importe si uno tiene novia o novio, o si es “padre soltero”, mucho menos con quien uno se va a la cama. Donde lo que verdaderamente importe sea que uno en este mundo, en esta vida, evolucione e intente ayudar al que nos necesita. Y qué mejor si en ese camino somos ejemplo de multitudes, somos la voz de muchos que no tienen la posibilidad de gritar lo que les sucede? Qué mejor que poder mirar a nuestros hijos con una mirada limpia, llena de amor y sin prejuicios? Qué mejor que apoyar la cabeza en la almohada sabiendo que se dio lo mejor de uno?
Qué mejor que ser lo que uno es y respetar quién es nuestro prójimo?
Y vuelvo a la dichosa palabra RESPETO, porque eso es lo que nos hace falta.
Ojalá que llegue el día en que cualquiera pueda contar su vida, su sentir, su ser, sin que se cuestione o critique porque, después de todo, es simplemente su historia y no la de todos nosotros.
De mi parte, gracias Ricky por abrirte y dejarnos conocer tu vida tal y como vos la sentiste, la viviste. Y, sobretodo, gracias por ser un gran ejemplo de solidaridad!
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