Quiero que llegue el día en que me guste lo que vea al espejo. Quiero que llegue el día en que lo que el espejo refleje no sea mi cuerpo sino mi alma.
En realidad lo que pido al Universo es poder verlo, que al pararme frente al espero se refleje la luz de mi alma y no me encandile simplemente la visión de un cuerpo físico que, tal vez hoy, no es el que más me gustaría ver.
Vivimos en un mundo con una cultura de “cuerpo perfecto” que nos meten en la cabeza a cada rato y nos olvidamos de ver más allá de eso.
En mi caso, tengo un cuerpo maravillosos, que me permite, ver, oler, hablar, caminar, razonar, mover cada parte y sentir cada milímetro que hay en él…. Entonces, qué es lo que no me gusta? Sé que mis medidas no son 90-60-90 pero también sé que mi corazón es mucho más grande, que mi mirada es transparente y limpia, que mi alma está llena de amor y con muchas ganas de ayudar a los demás, que mi alma vive en luz.
Día a día intento que esa imagen de “cuerpo perfecto” sea opacada por la imagen de “alma perfecta” o, como me gusta más llamarla “alma evolucionada”.
¡Mucha luz y buena energía para todos!
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